Somos lo que comemos, y comemos lo que compramos

Que experiencia más enriquecedora está siendo este Blog. He hecho muchas de mis recetas favoritas, como el arroz con hígados de pollo y alcachofa; he hecho experimentos por pura diversión, como el puré y los chips de cubios; he tenido muchos retos, como el pie de maracuyá; me han pedido que haga muchas recetas, como el ajiaco (y otras que tengo pendientes); y he preparado platos que nunca había hecho (como el pandeyuca).

Todo esto hace que quiera aprender más. Entonces ahora dedico tiempo a leer blogs, libros, noticias, artículos, ver videos, documentales, películas; todo en torno a la comida y la cocina.

Hay una realidad que muchos conocemos: somos lo que comemos. Y pareciera que hubiera otra realidad: que no nos importa.

Somos lo que comemos
Somos lo que comemos

Uno de los temas que más preocupa a la población Colombiana (y con razón), es la violencia y la inseguridad. Tenemos miedo a ser asesinados.

En lo que va de 2014 en Colombia han muerto 107.397 personas.

El 5% de esas personas han muerto asesinadas, y el 15%  lo han hecho por accidentes cardíacos, muchos de ellos debido a una alimentación inadecuada.

Un 3% de personas  han muerto por diabetes, un 3% por enfermedades del sistema digestivo, un 3% por enfermedades del sistema urinario,  y si sumamos otras causas de muerte relacionadas directamente con los hábitos alimenticios de los Colombianos, concluiríamos que aunque la violencia es una realidad triste, la forma en la que comemos mata unas 5 veces a más colombianos que la violencia.

Según la última encuesta nacional de situación nutricional (ENSIN), el 33% de los colombianos no consume frutas, el 72% no consume verduras u hortalizas, y el 17% de la población infantil es obesa.

Según la gran encuesta de la alianza de medios de marzo de 2014, para el 76% de los Colombianos la máxima prioridad que debe tener el presidente es la salud. Contradictorio, cuando el 72% de la población no consume ni verduras ni hortalizas.

Creemos que la educación alimentaria es una responsabilidad del Estado, cuando en realidad somos nosotros como padres y educadores los que debemos empoderarnos de esta educación y evitar que nuestros hijos crezcan a punta de alimentos procesados que atrofien su salud.

La buena alimentación debe estar muy arriba en nuestra lista prioridades si queremos que nuestros hijos sean sanos en todos los sentidos.

Ahora una buena noticia: comer bien, es fácil! Basta con fijarnos y pensar en lo que estamos comiendo. ¿Es realmente necesario que nuestro almuerzo tenga papa, yuca, plátano y arroz?

La forma en la que comemos tiene que cambiar, al menos ligeramente. Dando más protagonismo a las frutas, las verduras, los granos y las hortalizas; y menos a las carnes y a los alimentos procesados que normalmente compramos en el supermercado.

¿Tú qué crees? ¿Comes bien? ¿Qué podemos mejorar?